Prepárate para la decepción. Puede contener spoilers.

El Gladiator original no es una obra maestra al estilo Kubrick. Es una fantástica película de palomitas de maíz realzada por efectos especiales que realmente no habíamos visto en ese entonces.

Su sucesora es más o menos la misma película pero con diferentes tipos de batallas en la arena.

La trama es más delgada que un chip de McDonald’s y, fuera de Denzel Washington, la actuación es ridícula. Este tampoco es un documental, como ocurre con cualquier película histórica de Ridley Scott, que más o menos inventa a medida que avanza. No es una bofetada tan grande como lo es Kingdom of Heaven para su fuente o una pieza de propaganda mentirosa como Black Hawk Down, pero no confundas esto con nada más que una fantasía.

La batalla inicial está bien, para mí no es tan buena como la de Gladiator, pero está bien. Las batallas en la arena están bien, de hecho creo que no duran tanto como el original y ambas batallas entre Rhino y Shark ofrecen mucho menos de lo que prometen.

Es lo que es, un reinicio suave. La productora debe haber comprado muchas reseñas previas al lanzamiento, pero no es una obra maestra. Es Meh con M mayúscula. No puede ser elevado por sus efectos especiales porque cualquiera puede hacer efectos especiales espectaculares hoy en día, depende de su historia y su historia es tambaleante y sí, no es ni remotamente históricamente precisa ni tan interesante como Cómodo. Los villanos son dos copia y pega de Joffrey Baratheon.